Con varios días de anticipación las familias se preparan para colocar la ofrenda. La ofrenda origina un intenso comercio de productos. Las ofrendas se colocan en los altares familiares o en mesas de uso cotidiano, las cuales se cubren con fina mantelería , papel de china picado, hojas de plátano o pétalos de hule según la costumbre de cada región. Sobre los manteles se ponen los diversos objetos de la ofrenda: flores diversas con sus respectivos floreros que pueden ser: cempasúchil, moco de pavo, mano de león terciopelo, flor de obispo, flor de todos los santos, nube, gladiola, margarita, o nardo, candelabros de loza negra, para los adultos o de colores para los niños, con sus respectivas ceras, una para cada difunto; sahumerios con copal o incienso,
hechos especiales para esta ocasión. Se ofrecen todos los alimentos que hayan sido del gusto de los difuntos, colocados en trastes o en chiquihuiles.
La ofrenda se adorna en muchos sitios con arcos de ramas verdes o plantas de plátanos, y esta precedida por las imágenes de los santos que son de la devoción familiar y fotografías de los parientes muertos,. En el caso de los niños muertos se les colocan dulces de " alfeñique", hechos de azúcar, los cuales toman diversas formas: animalitos,, canastitas de flores, zapatos, ánimas y ataúdes. En algunos lugares se les ponen juguetitos de barro pintado con colores brillantes, ya que piensan que los niños muertos también gustan de jugar durante la visita anual a su casa.
Al levantar la ofrenda de los adultos, se reparte la comida entre los niños, ya que se cree que las "animas" solo tomaron de los alimentos los aromas y la esencia.
En ciertos poblados se convida algo de los alimentos de los difuntos a los músicos que, sin cobrar, van a las diferentes casas para tocar, cantar y rezar a los muertos. Este intercambio ritual de los alimentos trae consigo una fuerte convivencia que da cohesión social. Así se refuerzan los lazos familiares y amistosos de los pueblos y ciudades de nuestro país.
Otro de los
aspectos más importantes de la celebración es el arreglo de las tumbas. Con
varios días de anticipación los hombres se entregan o encargan de limpiar el
panteón, participando en faenas comunales reconstruyendo los sepulcros de
tierra, pintan aquellos que están hechos de piedra o de manipostería, colocan
nuevas cruces de madera, adornan las cruces con pétalos de cempasúchil, adornan
las tumbas con cruces formadas de pétalos de cempasúchil esparcidos por el
suelo, con mosaicos hechos de flores de diversos tipos, con ramos, coronas,
candelabros con velas, veladoras, sahumerios con copal o incienso, canastas con
ofrendas o pequeñas casitas hechas con palma y ramas, como sucede en Chilac,
Puebla.
En muchos sitios la creatividad popular se manifiesta de manera patente, resultando tumbas que son verdaderas obras de arte, como sucede en San Antonio, Tecomitl, poblado perteneciente a la delegación de Milpa Alta.
En muchos sitios la creatividad popular se manifiesta de manera patente, resultando tumbas que son verdaderas obras de arte, como sucede en San Antonio, Tecomitl, poblado perteneciente a la delegación de Milpa Alta.
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